domingo, 23 de marzo de 2014

LA OBSESIÓN POR DEPECHE MODE LLEVADA A UN EXTREMO MONUMENTAL


Sascha Lange y Dennis Burmeister reúnen en 'Monument' la mayor colección de todo lo relacionado con la banda jamás editada en papel

En “Sonnenallee” (1999), el director alemán Leander Haußmann retrataba en clave de comedia la vida de un grupo de jóvenes en el Berlín del Este de los años 70. En el filme, Micha y y sus amigos experimentan las cosas típicas de la pubertad en medio del férreo control social que ejercían los poderes de la RDA. Su obsesión y su vía de escape frente al futuro que 'el Estado' ha diseñado para ellos es la música prohibida que les llega de “contrabando” desde el Oeste, ante todo los Rolling Stones, discos que eran carne de mercado negro y por los que aquellos adolescentes repletos de fantasías estaban dispuestos a pagar una fortuna... que nadie allí tenía.

La película enfatiza la importancia que la música occidental, desde el punk al pop, tuvo para la juventud de la Alemania del Este. Y si hubiese estado ambientada diez años después, en mitad de los 80s, es probable que los protagonistas de “Sonnenallee” se hubieran parecido a Sascha Lange y Dennis Burmeister y que su objeto de devoción musical fuera Depeche Mode.

Lange, historiador especializado en cultura pop, y Burmeister, diseñador gráfico y coleccionista de discos, se conocieron en 2008 por casualidad. Poco después decidieron poner en común sus experiencias y bagajes acumulados alrededor de dos décadas de obsesión por la banda de Basildon. Una obsesión que les ha llevado a dedicar los últimos seis años de sus vidas a investigar y recopilar una cantidad ingente de materiales de todo tipo relacionados con Dave Gahan, Martin Gore y compañía. Con ellos y con su legión de fans.

El resultado es “Depeche Mode – Monument” (Blumenbar Verlag), un libro que se presenta como la mayor colección de todo lo relacionado con Depeche Mode jamas editada en papel. Todo, hasta el último detalle. El repaso es tan exhaustivo que el propio Andy Fletcher comenta, al hilo de la obra, lo siguiente: “Los fans de Depeche Mode saben más de Depeche Mode que yo mismo. Si se hiciera una competición sobre la banda en la que estuviéramos yo, Martin y Dave contra tres fans, ellos ganarían con facilidad”.

A lo largo de 400 páginas, el volumen reúne más de 2.400 imágenes (muchas de ellas inéditas), letras de todas las canciones de la banda, detalles de todos sus conciertos y una discografía minuciosa que hace recuento de todas las referencias editadas por Depeche Mode entre 1981 y 2013. Existen capítulos dedicados a cada uno de sus álbumes, a rememorar sus comienzos en Basildon, y a analizar el culto internacional que la banda ha logrado.


Pero lo más interesante está en la cantidad de memorabilia recopilada por Burmeister a lo largo de los años, cosas como notas de prensa primigenias (“Hacer dinero y hacer felices a nuestras madres”, se puede leer en la nota promocional de su primer sencillo, “Dreaming Of Me”, como objetivos de la banda), recortes de prensa de sus primeras apariciones en directo, materiales promocionales raros y a los que poca gente ha tenido acceso, piezas discográficas con errores de imprenta que las hacen altamente coleccionables. Hasta documentos de la Stasi que prueban que los clubs de fans de la banda en ciudades como Dresden, Zwickau, Leipzig y Karl-Marx-Stadt fueron objeto de vigilancia y acoso por parte de las autoridades; todo por culpa de sus “publicaciones ilegales” (listas de correo, fanzines) y sus “reuniones inmorales” (fiestas).

Y es que el culto a Depeche Mode caló en la Alemania del Este casi más que en ningún otro lugar. Hasta el punto de dar lugar a toda una subcultura. Y en su forma de reflejar ese elemento psicogeográfico y sociopolítico está, precisamente, uno de los puntos fuertes de “Depeche Mode – Monument”. El libro rememora, entre otros episodios, el primer concierto de la banda en la RDA, el 7 de marzo de 1988. El deseo de verlos era tal que las entradas llegaron a intercambiarse por Trabis (el coche más común en tiempos de la República Democrática Alemana) o a negociarse en la reventa por cantidades equivalentes a seis meses de sueldo.


“Para los adolescentes de Alemania del Este, Depeche Mode abrieron un cosmos de infinitos deseos”, se afirma en el libro. Deseos que no tenían tanto que ver con la música en sí (esa podía conseguirse, circulaba en casetes, copiada de los discos originales por algún familiar del Oeste, o directamente grabada de las radios de la Alemania Occidental), como con objetos materiales, cosas como pósters, fotos, revistas; ese conjunto de bienes tangibles accesorios que ayudan a definir una estética y sirven a los jóvenes para edificar su culto alrededor de un icono. Los autores comentan que la estética gris y de resonancia industrial que se convirtió en la enseña de Depeche Mode a finales de los ochentra era “una realidad diaria para el aprendiz medio en la Alemania del Este del Kombinat de propiedad estatal... Los afortunados que poseían uno de aquellos raros y caros Walkmans podían soñar despiertos con que eran parte de un vídeo de Depeche Mode cada día de su vida”. El libro, publicado el año pasado en alemán, está ahora también disponible en inglés. 

Fuente:  aquí