martes, 9 de octubre de 2012

TRAS LOS PASOS DE REMBRANDT



Cuando un artista nos llama la atención por su obra y también por varias facetas de su vida, no hay nada mejor que tener la oportunidad de pisar por donde él pisó. Me pasó con Kafka en Praga donde seguí cada unos de sus hogares, callejuelas por donde solía pasear, lugares donde trabajó y finalmente pude rendirle tributo allí donde reposan sus restos. También con Anna Frank de quién dedicaré un post en adelante. Nunca creo que vuelva a sentir lo que sentí aquel día que visité la casa donde estuvo recluida durante dos años.
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Del mismo modo, pero con una pasión más atenuada en un principio, tuve la oportunidad de visitar la que había sido una de las casas de Rembrandt. No sólo para admirar su obra, de la que ya conocía parte antes de visitarla sino para poder disfrutar del espacio donde preparaba sus creaciones, pinturas y grabados. El Museo Casa de Rembrandt data de 1606 y vivió en ella entre 1639 y 1658. Rembrandt debía tener unos 32 años cuando se mudó a esta casa en la calle Breestraatde Ámsterdam y fue cuando se encontraba en el mejor momento de su carrera. Las habitaciones de la casa muestran pinturas de contemporáneos de Rembrandt, de sus alumnos y su profesor Pieter Lastman. Además la nueva ala del museo muestra un completo resumen virtual sobre la obra gráfica de Rembrandt

En 1630, a raíz de la muerte de su padre, acaudalado molinero, Rembrandt se trasladó a Amsterdam, donde se asoció con el marchante Hendrick van Uylenburgh, y con cuya hija, Saskia, se casó. Comenzó entonces para él una etapa de prosperidad económica y de vida mundana, que se truncó repentinamente en 1642, año de la muerte de su esposa. Los reveses económicos se sucedieron, hasta que en 1656 se vio obligado a subastar todas sus pertenencias (casa, colecciones de arte, etc.). El consuelo le llegó de la mano de Hendrickje Stoffels, que entró a su servicio para hacerse cargo de su hijo Tito y con quien mantuvo una relación sentimental, sin llegar a casarse con ella para no perder la herencia de Saskia.
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Después que Rembrandt comprara su casa en 1639, tuvo un gran problema económico. Rembrandt era coleccionista además de artista y gastaba una fortuna en todo aquello que le fascinaba (fósiles, corales, animales disecados, dientes de tiburón). Ello provocó que no fuera capaz de pagar a sus acreedores durante varios años hasta que le declararan en bancarrota en 1658 y le forzaran a abandonar su casa. Todas sus valiosas posesiones fueron vendidas.
  
Se hizo un inventario del mobiliario en cada habitación, obras de arte y otros que fueron subastados entre 1656 y 1657. Este inventario ha servido de gran ayuda a la hora de renovar las diez habitaciones de la casa de Rembrandt. Después de la trasformación, que tuvo lugar en los años 1998 y 1999, el interior, una vez más, tiene exactamente el mismo aspecto que tenía en el siglo XVII. Además actualmente en la casa se realizan demostraciones diarias de la técnica de grabado de Rembrandt, y demostraciones frecuentes de cómo se mezclaban las pinturas en el siglo XVII.
    
Una oportunidad única de sentirse por un día fascinado por la inspiración de uno de los maestros universales del grabado. En Barcelona en el Museo Diocesano de Barcelona realizan una exposición de sus grabados hasta el próximo 13 de enero de 2013.