martes, 4 de septiembre de 2012

NO VULL DEIXAR-TE ENRERE ...


Un regreso, un nuevo retorno. Pero jamás volvemos iguales. Si hemos disfrutado de unos días de descanso, sin haber apenas reposado, y hemos conseguido mutar de piel, relajar nuestras viejas costumbres ancladas en denostadas querencias habituales, habremos dado un paso hacia adelante con un punto de anclaje que no conlleva retorno posible. Nada estará como lo dejamos. Parte de mi no está hoy conmigo. Está con quién he compartido mis momentos, mis alegrías, mis elucubraciones, mis llantos, mis pasiones desatadas, mis días con sus noches, mis abrazos, mis deseos y mis promesas. Está contigo a partir de hoy.

Hemos vuelto, con las energías transformadas, tal vez no renovadas, porque los aterrizajes forzosos conllevan el desgaste propio del logro de haber mudado de aires. He disfrutado del silencio como jamás lo había hecho, de mis pasiones como jamás lo hubiera imaginado y de mis sueños como jamás lo hubiera idealizado. Nada es casual y todo es aparentemente fortuito.

Ahora toca remontar y retomar nuestro quehacer diario, que no es poco con la que está cayendo, recuperar el control de las emociones y procesar las experiencias vividas. Me inmoviliza, estos días de etiquetada depresión postvacacional, rememorar, sin tasas, esos instantes de felicidad, enumerarlos y sentirlos a flor de piel como si estuvieran pasando hoy mismo, en este instante. Cerrar los ojos y recordar los colores, los olores, las formas y el tacto de aquello que nos ha atropellado estos días sin aparente reloj de arena.


Salás de Pallars. Después de la tempestad de un jueves, llega la magia. Una señal.

No es tiempo de promesas sino de propósitos, de ganar perspectiva, de tomar decisiones y dibujar con ellas nuestro mapa de opciones. Si estos días grises de encaje obligado conseguimos desprendernos del polvo acumulado, en pequeñas dosis, conseguiremos algo más que una simple vuelta al cole.

Bienvenidos de nuevo. Se os echaba de menos...

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