miércoles, 1 de agosto de 2012

TANQUEM LA PARADETA.. HASTA PRONTO!!


Secuestrado por un tiempo que se agota, uno echa la vista atrás y todo el camino recorrido le parece mucho desde que inició el año de las catástrofes naturales según la filmografía y el mismo año bisiesto en que según el calendario Maya, el 21 de diciembre, se dará por concluida nuestra estancia en estos lares. Así, llegados a este punto, único, en el que uno rinde cuentas de todo aquello que le sucede sin hacer mucho caso a la cronografía de los hechos sino a los hechos en sí, la sensación de fatiga hace mella en estos momentos de lucha constante contra no se sabe muy bien qué. La maldita crisis que nos fustiga adquiere formas distintas de manifestación y no por ello resulta menos letal. No actúa por golpes soberanos sino que practica una metástasis fulminante que debe ser combatida, día a día, con grandes dosis de fe y capacidad de soportar la mala praxis de aquellos que dicen gobernar las ideas y tomar las decisiones adecuadas. Nunca creí en ellos y no lo haré en adelante. No tienen mi papeleta. Creo que estamos cargados de buenas ideas y que nuestra capacidad de superar metas es indiscutible, pero bajo la lona de un circo gobernado por payasos sin gracia ni escrúpulos, de almas vacías con traje sin corbata y cuando el voto es lo único que importa, se adormecen esas capacidades y se lastran las facultades del emprendedor. No estoy indignado; estoy agotado. Necesito mudar de aires, tomarme unos días de vacaciones sin fianza, rearmar el índice de sueños a los que no se le aplica el impuesto de la insensatez y creer de nuevo que todo es posible.
 

Muchos han dicho basta, algunos siguen escribiendo la crónica de su muerte anunciada, otros tantos nos sentimos constantemente amenazados por el silencio aterrador que contamina nuestros miedos a la espera de un golpe, muchas veces imaginario, que tumbe nuestros propósitos y ponga fin a nuestras ilusiones. No lo conseguirán, porque si algo hemos aprendido de esta maldita depresión, es a tomar las riendas de nuestra existencia, a saber reinventarnos en décimas de segundo, a desconfiar de las sonrisas sin fondo, de los besos sin cierre de ojos y a defender nuestra integridad por encima de todo. Queda mucho camino por recorrer y grandes decisiones que tomar para nuestro futuro más inmediato. Espero que los tildados grandes líderes sepan escuchar de una vez por todas lo que su pueblo les reclama, sin comisiones abusivas ni derechos de pernada.

Me marcho de vacaciones. Muchas cosas en el tintero. Les debo una crónica de una noche de verano con mis gallinas preferidas (a pesar de las presiones recibidas), un resumen de los acontecimientos venideros de uno de los mejores (el mejor) grupo de música electrónica y muchas otras ocurrencias que tendrán lugar cuando haya conseguido paliar la capa de sedimento que se ha adherido a mi existencia durante este tiempo. Vendrán tiempos mejores, qué duda cabe, pero a pesar de la sensación de cruzar un perverso túnel infinito con la menor de las visiones y recursos posibles, no debemos desertar en nuestro ideario. Debemos sentir nuestra hoja de ruta como el mapa genético que nos acompaña per se y saber que ante todo, tenemos grandes cuestiones en las que aferrarnos: nuestros seres queridos con los que nos rencontraremos estos días, el tiempo que se dilatará a nuestra voluntad si de él disponemos y de las oportunidades de visionar y detenerse en los pequeños detalles que siempre consiguen reducir nuestras dificultades humanas a la enésima potencia.

 
Hasta pronto a los habituales, un abrazo a los incondicionales, un guiño a los de siempre y la férrea voluntad de reunión dentro de un mes para todos. Cerramos las puertas y las ventanas del blog durante un breve periodo de tiempo (no reniego de algún escarceo veraniego que así lo reclame), y les deseo lo mejor para estos días con sus noches. ¿Donde está vuestro lugar, vuestro pedazo de tierra, vuestro espejo en el cielo? Búscadlo estos días. Yo lo intentaré en mi campamento base, en mi playa favorita y en una ciudad para perderse.

Un abrazo, Adéu.

Mephisto