viernes, 13 de julio de 2012

TAKE ME BACK HOME: NUEVO VIDEO DE SOULSAVERS


"Llévame a casa"

The first time you gave me freedom
For the first time I felt free
As long as you were right with me here
There's nothing else that I would need

You take me back there
Take me back home, please
No, I can't go in there
Just take me back home, home
Is where I wanna be

I was a fool before I met you
Only fools find it hard to believe
You just might be my only savior
If you are, then come and save me
If that's true, come back and save me



You take me back there
Take me back home, please
No, I can't go in there
Just take me back home, home
Is where I wanna be

Where all my stumbling misses
And all your wonderful kisses
That's where I want to be
That's just me

You take me back there
Take me back home, please
No, I can't go in there
Just take me back home, home
Is where I wanna be


jueves, 12 de julio de 2012

MUCHO MÁS QUE SIMPLES ARRUGAS


Estos días de julio previos a la escapada física y mental de nuestros quehaceres diarios, se plantean oportunidades que no hay que dejar escapar. Adoro rencontrarme en estas fechas estivales con grandes películas y libros que inunden cada una de mis emociones sin dejarme con un ápice de insatisfacción. Siempre me ha perseguido una idea obsesiva al respecto: con la finitud de nuestro reloj biológico, con el temor de que la vida da muchas vueltas y la última nunca acaba bien, ¿cuántas páginas que no he descubierto todavía marcarían el resto de mis días en caso de ser halladas?, ¿qué sonidos que jamás he escuchado formarían la banda sonora de mi tiempo finito? y ¿qué películas que todavía no he visionado colmarían, en caso de ser descubiertas, mi sensación de estar conectado a la vida?. No pretendo que entiendan las dimensiones de mi pánico, dado que siempre he tenido la certeza de que las cosas no se buscan sino que ellas se encargan de encontrarte a ti. Nunca he comprado un libro, escuchado un disco o visionado una película que haya sentido especiales gracias a mi intuición; tengo la firme certeza de que ellos siempre me han encontrado a mi. La paradoja del eterno buscador.


Dejando de lado estas convicciones que pueden sonar ridículas o extremadamente exageradas a los que estáis ahora mismo detrás del cristal líquido, pero que conforman una confesión pública sin reparos amparada por el anonimato de mi perfil, alertar que con Diario de Invierno de Paul Auster he cubierto con creces esa expectativa y ese placer de la búsqueda bien hallada.

Lo mismo me sucedió con una película pequeña pero enorme que visioné el otro día. Se trata de la novela gráfica de Paco Roca, adaptada a cinematografía por Ignacio Ferreras, llamada “Arrugas”.  No se trata de una cinta nueva; jamás me ha importado no ver últimos estrenos. Raramente lo hago; prefiero recuperar esas joyas cuando el ruido de fondo desaparece por completo. Arrugas (2011) es tal vez una de las mejores películas de animación española 2D para adultos que he visto hasta la fecha. No se trata de uno de mis géneros preferidos, pero no por ello abandono su aviso cuando se presenta. Además en esta cinta la magia está en el hecho de ser precisamente de animación; de otro modo pasaría lamentablemente inadvertida.


La película, artesanal hasta la médula, lúcida, clara y con marcado tempo y tono, transcurre en una residencia de ancianos, a la que ingresa su protagonista, ex director de una agencia bancaria con ya avanzados síntomas de alzheimer. Se trata de un retrato tapizado de humor sin caricaturas, pero su agria cotidianeidad y realidad plasmada generan un cuadro que golpea en cada fotograma. No esperen sensiblería gratuita: no hay imagen, diálogo o hecho que no esté justificado. La soledad, el desamparo y la amistad son valores que fluyen detrás de cada experiencia vivida por los protagonistas acompañados de un guión magistral, de una banda sonora encomiable y de un trazo perfecto y sin titubeos. La propia realidad de los protagonistas es la que se encarga de recrudecer sus días en ese submundo en el que, casi en primera persona, nos dejan participar desde el principio, con un acierto extraordinario y entrañable. Imposible no conmoverse y lidiar en la barrera entre la sonrisa y la lágrima, siempre frente a la feroz radiografía de la pérdida del yo. 


Historias cruzadas pero bajo un mismo denominador común irreversible que convergen en una trama cruda, pero necesaria para nuestra ceguera ya de por sí habitual. Hay imágenes para no olvidar, detalles que se tatúan en la retina y que no desmenuzaré aquí, pero que crean un halo estremecedor. Es una obra con alma, tratada con la mayor de las ternuras pero que no empuja hacia la voluntad férrea de crear lástima. Se trata de un fiel reflejo de nuestra sociedad que olvida y sustituye, bajo su obsolescencia programada, acerca de la lacra de una enfermedad sin sentimiento que plantea, sin pretenderlo, reflexiones jamás cortoplacistas porque recuerden que el tiempo es efímero y todos algún día, con suerte, también seremos mayores frente a un espejo revelador, silencioso y autista.  Si ves Arrugas, no la olvidarás jamás.

miércoles, 11 de julio de 2012

CG: TRAILER DE UNA ASAMBLEA



Fin de semana de encuentros esperados. Detrás de esta fotografía se ocultan conversaciones de tinte irracional, confesiones lóbregas de alto nivel, sucesos de rudo contenido irreproducible, grabaciones animadas de depreciada alcurnia y vagos reflejos de efemérides de épocas pretéritas. Tras el aparente destello de una casta gallina serigrafiada en una botella, relucen los aspectos más recónditos y oscuros del alma de cinco desterrados al margen de los códigos de honor. Cinco iniciales: G, S, P, N, 6. En breve, mucho más…

miércoles, 4 de julio de 2012

HOUSE...THE END. ¿NADIE CAMBIA REALMENTE?


Merecía en este humilde blog un post, como en otras ocasiones, dedicado a una de las mejores series de todos los tiempos y que ha marcado un hito realmente difícil de superar. Tendría que remontarme a épocas pretéritas en las que hacer una referencia a una serie que marcó mi vida, como lo han hecho estas ocho temporadas de House y seguro que hoy en día me decepcionarían o caería el mito (suele pasar). Pese a no ser un gran consumidor de series y a pesar de la existencia de algunas que merecen estar en el podio, me he quedado huérfano los jueves por la noche. Cada encuentro con la mítica serie era de una celebración y una emoción insospechadas.

Ha caído un peso pesado y no será fácil generar un sustituto de altura que vuele durante 177 epsiodios con la misma coherencia narrativa, la creación del mejor personaje principal, tramas y guiones de un trabajo exquisito, lealtad en cada capítulo rallando la perfección de tempos, sin prostituir el núcleo central: el propio House,  y no llegar a aburrir jamás, al menos en mi caso. La serie no se ha traicionado a sí misma, si bien ha habido capítulos con mayor o menor intensidad. Pero siempre se ha generado alguna perla, alguna situación cómica inmejorable, algún detalle extravagante pero suficiente como para compensar un capítulo aparentemente gris.

Hugh Laurie ha hecho el papel de su vida, a pesar de mi escepticismo inicial a su interpretación, por las referencias con otras series como Escurço NegreLa Víbora Negra (con Rowan Atkinson al frente, y él como el alocado príncipe George) o películas como "Los amigos de Peter" o la infumable saga "Stuart Little", entre otras. Sisco me alertó de ello, y yo supe hacerle caso a tiempo. Nunca sabré como devolverle las horas de disfrute interior con las que he gozado hasta altas horas de la madrugada. A él le debo también mi pasión por Depeche Mode. Este fin de semana se lo agradeceré eternamente.

Volvamos al tema. Este médico genial, cínico, putero, sociópata, maquiavélico, narcisista, drogadicto y solitario junto con un equipo de actores lúcido (con sus más-menos), ha creado desde las escenas más surrealistas a las más emotivas que recuerde (ha conocido el amor desde su punto de vista, claro está, ha visto a colegas de profesión suicidarse, ha perdido en contadas ocasiones, ha ganado en la mayoría, ha sido secuestrado, disparado, apaleado e incluso ha estado en la cárcel).


El último capítulo habrá decepcionado a algunos. A mi no. No me esperaba fuegos artificiales ni cambios de 180 grados viscerales, ni nada por el estilo. Fiel a unas cualidades, House empezó en su día con un capítulo titulado "todo el mundo miente" para acabar con el último llamándose “todo el mundo muere”, pero en su debido tiempo y hasta que llegue el día, hay que aprovechar cada minuto como si fuera el último. Carpe Diem. Se cierra el círculo magistralmente, pero con un cambio importante. Uno de los leit-motiv de la serie era también que “nadie cambia”. La medicina, sus puzzles preferidos en cada capítulo a través de sus sonados diagnósticos, han sido el eje central de la vida de House. Pero él puede finalmente cambiar, ser capaz de dejar todo atrás y disfrutar de la vida, o al menos a esa conclusión llega después de razonar junto a su subconsciente, que adquiere la forma de personajes míticos de la serie, justo en el momento en que se debate interiormente de si debe o no vivir. Contradictorio, sí, pero ese es el mayor giro; negarse a si mismo en una afirmación que ha usado como lema de su vida y reflejado en toda la serie a través de sus dardos envenados a compañeros de trabajo y pacientes. Se trata pues de una reflexión sobre su propia naturaleza desde las raíces más profundas de su percepción. El resto de la trama, puede tener obviedades, deslices, resoluciones impuestas e inmediatas, pero el trasfondo es genuino e indiscutiblemente atractivo.

La serie acaba acompañada de una banda sonora que incita en todo momento a disfrutar el momento, mientras vemos a House y a Wilson en dos motos dispuestos a pasar juntos los mejores cinco meses de su vida, a tenor de la enfermedad terminal del oncólogo y de la intención de nuevo encarcelamiento de Gregory House por una “travesura” en el hospital.

La muerte no es un enigma guay


Y así termina el Sherlock Holmes médico, el elenco de frases lapidarias y las jugarretas de su protagonista, el abuso de sustancias, los enfrentamientos con su equipo y pacientes, las investigaciones externas en casa de los mismos, el psiquiátrico, la estancia en la cárcel, los paseos de grupo por el Princeton Plainsboro. Se acabó. Pero con buen sabor de boca hasta el último segundo. Y sí, una temporada más hubiera sido demasiado y posiblemente habría lastrado su creatividad e ingenio. De ahí que su final haya escogido también un buen final. Gracias House por estos años de regocijo catódico.