domingo, 4 de julio de 2010

BIENVENIDOS A LA FÁBRICA DE LAS PESADILLAS

He tardado lo mio.. Tal vez para crear incertidumbre, tal vez para generar desconcierto. Pero sobreviví a la experiencia más horrorosa servida tras el ingenuo mantel de una apetecible cena entre amigos. Y es que en la autovía de Castelldefels (C-31) km. 185.Gavá, a 12 Kms de Barcelona me esperaba finalmente el destino tras una semana de preguntas y asedios varios, cuestionando cual seria la celebración de mi nunca esperado cumpleaños. La respuesta a mi pregunta se concentró en una sola imagen. Ésta.



Poco después, tras una conversación de lo más interesante con el sirviente que nos esperaba a las puertas del castillo, y tras superar la entrada infranqueable de un misterioso personaje envuelto en un singular ropaje y situado en la puerta en una silla de ruedas de lo más aparatosa, aparecieron varios energúmenos a tratar por separado: el maese o posadero de la taberna de Satán y la novia cadáver tras la barra de bar. Como para pedirse unas cervecillas, conversación y algo para picar, que no sea nuestro propio cuerpo mediante la más terrible de las torturas. Ni que decir que la tensión creciente se palpaba en el ambiente. Las puertas del castillo de las tinieblas se habían cerrado y tres horas eternas de horror se imprimían en cada una de nuestras caras aterrorizadas.. La fábrica de pesadillas empezaba a dar rienda suelta.


Más tarde, una vez situados por grupos en nuestras respectivas mesas del comedor más siniestro en el que jamás degustareis ningún plato con menos tranquilidad, paciencia y saboreando cada uno de lo matices que en éste. Entre platos (y durante los mismos), espectáculos de lo más salvajes, no apto para mentes y estómagos sensibles (abstenerse fans de Crepúsculo, del tipo "o sea"..). Mi actuación favorita fue la de los payasos, tal vez por mi terror infantil hacia los mismos, o tal vez por esa interpretación fantástica de los dos actores , todavía oigo el pitido para mis adentros de la sierra mecánica explotar muy cerca de donde estaba cenando, así como del olor de gasolina que inundaba el local tras su actuación. Increible pero cierto. Humor y terror combinados magníficamente.


Hubo más actuaciones, muchas más. Imaginaros lo que dan de si tres horas... La cena no estuvo mal, salvo porque mi estómago tuvo que trabajar el doble de lo normal. Sólo por petición popular pongo alguna foto más de las vampiresas con las que atraje vuestra atención (Garga, espero que estés complacido, que sepas que tengo más sólo para ti...) y algunas fotos de la familia de actores, esta vez caracterizados de residentes de un geriátrico de lo más peculiar, con la que cierro esta pequeña crónica. Dejaros llevar y disfrutad de lo oculto, de lo negro, de lo maligno y compartid una cena con los no muertos y con las alimañas de este castillo. La decisión es vuestra. La dejo a vuestra consideración. Si vais, pasareis una noche diferente, enervante, y quizás no consigais salir del castillo inmunes o si lo haceis, tal vez, en el fondo, dejareis de ser los mismos. Un CONSEJO: Ni se os ocurra ir al baño sólos. Lo dicho: Buena suerte.