martes, 6 de julio de 2010

YO SUSCRIBO


Un Estado no está nunca terminado del todo. Es como una ciudad, que siempre está en obras, mejorando, ampliando, adecuando, adaptándose a las necesidades de los que viven en ella. Así es como veo yo a España. No como algo definitivo, intocable o sagrado. ¿Por qué? ¿Acaso lo llevaba Moisés en sus tablas con una letra muy pequeña que no vimos?

Un Estado innegociable que no escucha ni atiende el signo de los tiempos es una madera vieja. Noble pero vieja, que acabará crujiendo por puro desgaste. La crisis del Estatut no es una crisis secesionista. La mayoría de los que vivimos aquí no queremos irnos a ningún lado, ni poner más barreras o peajes. ¡Más peajes no, por favor!

Los catalanes solo queremos que se nos escuche y respete para seguir juntos el incierto viaje de la historia. Quítale oportunismo, demagogia y electoralismo a todo el debate y tendrás a un montón de gente normal y orgullosa de su tierra, cabreada por sentirse ignorada y maltratada por la maraña judicial. Ya está.

Viene otro reto para nuestros gobernantes. Leer correctamente la situación, negociar, pacificar y progresar. Soy pesimista al respecto.


Andreu Buenafuente. Artículo publicado el día 5 de julio de 2010 en la revista Interviú

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola...

Yo no soy anti-nada y soy anti-todo a la vez.

Con esto del Estatut aprendí algo: Que a veces he de leer algo más de lo que simplemente se me planta delante de las narices.

Leí y con ello pude comprender que estos señores, con sus peticiones, estaban mirando por mí, y que de ninguna manera se trataba de ningún tipo de guiño a cualquier tipo de política separatista.

La cuestión es... ¿Hasta cuando va a durar todo esto?...

Uno que yo me se, está empezando a estar hasta las pelotas de todo, y como un día de estos se le ocurra meterse en política va a tardar menos que lo que dura una caja de tintorro peleón en una tasca del Raval en decir "el nom del porc" (el nombre del cerdo) a todos y cada uno de los que se le pongan por delante.

Un abrazo.

Mephisto dijo...

Esta claro lo que comentas, que hay que leerse la sentencia tranquilamente y valorar las posibles interpretaciones que de ella derivan. Pero en cualquier caso, no hay ningún ápice de separatismo en la propuesta inicial promovida por la mayoría parlamentaria, es decir, por grupos nacionalistas y también socialdemócratas. Además se llevó a Madrid, donde también fue aprobada la voluntad de un pueblo.

Que ahora, venga un tribunal constitucional que debería ser de lo más blanco y casto posible, velar por la justicia y acogerse a ella sin otra lupa que la de la transparencia y te des cuenta de que además de no ser legítima, se rige por poderes políticos (unos cuantos de cada color..) me recuerda a otras épocas y se tiñe todo de un sabor agridulce.

Esto va a durar hasta que unos muchos callen a unos pocos, o unos pocos a unos muchos. Pero creo que el problema está en la base, en los instrumentos que dictan sentencia en nuestro país.

PD. Me encanta la comparación final.. Poeta!!!